Basilica de San Pablo Extramuros
Indice
Historia
El exterior de la Basílica
El interior de la Basílica
La Basílica de San Pablo Extramuros es uno de los cuatro principales lugares de culto de la cristiandad y representa una etapa fundamental para peregrinos y turistas que visitan Roma durante el Jubileo 2025.


Historia
Fundada cerca de la tumba del apóstol Pablo, la Basílica de San Pablo Extramuros tiene una historia rica y variada que se extiende a lo largo de los siglos y se refleja en sus extraordinarios elementos arquitectónicos y artísticos.
La antigua basílica
La historia de la Basílica de San Pablo Extramuros se remonta a la época en que el Cristianismo estaba prohibido en el Imperio Romano. En el lugar de la sepultura del apóstol Pablo, cerca de la vía Ostiense, se erigió un mausoleo, que pronto se convirtió en meta de peregrinaciones y de fieles. El emperador Constantino, tras haber liberalizado el Cristianismo con el edicto del 313, encargó la construcción de una gran basílica sobre la tumba del apóstol. Esta fue consagrada en 324, durante el pontificado del papa Silvestre.
En 386, en respuesta al creciente aflujo de peregrinos y a la imposibilidad de mover la tumba de San Pablo, el emperador Valentiniano II ordenó ampliar la basílica, encargando los trabajos a un funcionario llamado Ciriade. La nueva estructura era imponente, con cinco naves sostenidas por 80 columnas de mármol provenientes de edificios paganos. La basílica fue saqueada en varias ocasiones a lo largo de los siglos, pero resistió, convirtiéndose en uno de los lugares más importantes para los peregrinajes. El mosaico del ábside, iniciado durante el pontificado de Honorio III, es un testimonio del arte y la devoción que caracterizaron la basílica en los siglos posteriores. Sin embargo, con el paso del tiempo, la basílica sufrió daños considerables, incluyendo el saqueo por parte de las milicias de Carlos V en 1527 y diversos terremotos.
La basílica original, construida por el emperador Constantino, estaba orientada hacia el este. Se encontraba cerca de la vía Ostiense, en una zona que en ese entonces estaba fuera del centro de Roma. Esta posición ayudó a preservar el carácter de la basílica como un lugar de culto separado, a pesar de ser parte integral de la ciudad. La basílica posterior, que reemplazó a la primera, estaba orientada hacia el oeste hacia el Tiber, pero mantuvo su posición externa respecto a las murallas.
La reconstrucción del siglo XIX
En 1823, un devastador incendio destruyó gran parte de la basílica. Solo se salvaron el transepto, el ábside, el ciborio, parte del arco triunfal y el claustro. La reconstrucción, impulsada por el papa León XII, fue un emprendimiento de gran envergadura que involucró a arquitectos destacados. El encargo fue inicialmente asignado a Giuseppe Valadier, pero la dirección pasó luego a Pasquale Belli, Pietro Bosio y Pietro Camporese el Joven. Posteriormente, Luigi Poletti asumió el proyecto, diseñando el exterior, el interior y el campanario. El cuatripórtico, diseñado por Virgilio Vespagnani y completado por Guglielmo Calderini, añadió un elemento monumental a la entrada de la basílica.
La reconstrucción fue admirada por su rapidez y profesionalidad, pero al mismo tiempo criticada por la falta de sensibilidad hacia la antigua basílica paleocristiana. Sin embargo, la basílica fue restaurada a su antiguo esplendor, con una imponente fachada delicadamente decorada con mosaicos de Filippo Agricola y Nicola Consoni, mientras que el nuevo campanario, obra de Luigi Poletti, reemplazó la torre campanaria del siglo XIV.
El resultado final fue una basílica de estilo neoclásico que, aunque diferente de su versión paleocristiana, refleja aún hoy la importancia histórica y espiritual del lugar. La Basílica de San Pablo Extramuros representa un testimonio significativo de la arquitectura eclesiástica romana y es un referente para los peregrinos.




El exterior de la Basílica
Situada fuera de las antiguas murallas de Roma, la Basílica de San Pablo Extramuros es uno de los edificios sagrados más majestuosos de la ciudad. Su imponencia es evidente desde el exterior, donde se puede admirar un cuadrifolio de rara belleza, que recibe a los peregrinos con una estructura solemne y armoniosa.
El cuadrifolio
En el exterior, la Basílica de San Pablo Extramuros se presenta como una imponente estructura neoclásica, con elementos arquitectónicos y artísticos que reflejan su larga historia. El cuadrifolio, diseñado por Guglielmo Calderini y completado en 1928, es un majestuoso pórtico de 70 metros por 70, sostenido por 150 columnas de granito. En el centro del cuadrifolio se encuentra la estatua de San Pablo, realizada por Giuseppe Obici alrededor de 1850.
La fachada
La fachada de la Basílica de San Pablo Extramuros presenta una escena mosaica variada ejecutada por el Estudio Vaticano del Mosaico, según diseños de Consoni y Agricola, entre 1854 y 1874. El mosaico representa varios elementos clave de la historia cristiana, divididos en tres franjas. En la franja inferior, cuatro grandes figuras representan a los profetas mayores del Antiguo Testamento: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. La franja media está dominada por la mística figura del Cordero inmolado, flanqueada por las ciudades de Belén y Jerusalén. En el tímpano, en el centro de la franja superior, se encuentra la figura de Cristo, flanqueada por los Santos y Venerables Mártires Pedro y Pablo.
La Puerta Santa
Un elemento de particular interés en la fachada es la Puerta Santa, ubicada en el lado derecho, realizada en bronces dorados. Durante el Jubileo del año 2000, la Puerta Santa fue bendecida por el Cardenal Roger Etchegaray. La puerta presenta tres tallas, dispuestas en vertical, que simbolizan los tres años preparatorios al Jubileo, dedicados respectivamente al Padre, al Espíritu Santo y al Hijo. En la base de la puerta, un distico augural en latín da la bienvenida a los peregrinos, deseándoles el don de la paz y la salvación eterna.
El claustro
El claustro cosmatesco, iniciado en 1205 y completado en 1240, es uno de los ejemplos más importantes de arte cosmatesco. Fue realizado por la familia Vassalletto, famosos marmolistas romanos. El claustro está compuesto por cuatro ábsides, delimitados por columnas que sostienen arcos de medio punto. Las columnas están decoradas con mosaicos y esculturas, y alrededor del jardín se pueden ver fragmentos procedentes de la antigua basílica, incluyendo sarcófagos romanos y otros hallazgos.




El interior de la Basílica
La Basílica de San Pablo Extramuros, con su vasto e imponente interior, ofrece a los visitantes un espectáculo de belleza y majestuosidad.
Descripción
El interior está dividido en cinco naves sostenidas por 80 columnas de granito. El techo de madera de la nave central está decorado con lacunarios dorados sobre fondo blanco y en el centro presenta el escudo del Papa Pío IX, quien completó la reconstrucción de la basílica tras el incendio de 1823.
Entre las obras de arte que se pueden encontrar, destacan el mosaico del ábside, el ciborio y una serie de pinturas decimonónicas que ilustran episodios de la vida de San Pablo. Estas pinturas, creadas por un grupo de talentosos artistas, son parte de la renovación posterior al incendio.
La tumba de San Pablo
La tumba está situada bajo el altar mayor. Aquí se encuentra un gran sarcófago de mármol en bruto, que representa la ubicación en la que el emperador Constantino construyó el primer altar. Las excavaciones arqueológicas y las intervenciones de restauración realizadas en 2006 sacaron a la luz el sarcófago, que había permanecido oculto tras muros sucesivos. Durante estas excavaciones, también se redescubrió el ábside constantiniano, datado en 324.
Sobre la tumba, hay una losa de mármol del siglo IV con la inscripción "PAVLO APOSTOLO MARTYRI" (A Pablo Apóstol Mártir). La tumba es ahora parcialmente visible a través de una ventana situada detrás del altar, que permite a los fieles observar la losa.
Los retratos de los Papas
Uno de los elementos más sugestivos del interior está representado por los mosaicos que representan a los papas, situados a lo largo del friso de la nave central y de las naves laterales. Estos mosaicos forman una serie cronológica de los 267 papas, desde San Pedro hasta el Papa Francisco. La tradición de los retratos de los papas se remonta al siglo V, cuando el Papa León Magno inició esta práctica. Los frescos originales, algunos fragmentos de los cuales se conservan en el convento adyacente, fueron rehechos en mosaico tras el incendio de 1823, gracias al Estudio Vaticano del Mosaico, entre 1848 y 1876. Estos retratos, dispuestos en forma de medallones, ofrecen a los visitantes una perspectiva sobre la historia de la Iglesia a través de sus líderes espirituales.
Los mosaicos y el ciborio
El mosaico del ábside es una obra monumental de estilo bizantino, realizada por maestros venecianos. En el centro se encuentra Cristo Pantocrátor, acompañado de los santos Lucas, Pablo, Pedro y Andrés. Abajo, están representados los otros apóstoles, junto con los evangelistas Marcos y Bernabé, que entonan el himno del Gloria. El ciborio, realizado por Arnolfo di Cambio en el siglo XIII, es un ejemplo extraordinario de arquitectura gótica. Sus cuatro columnas de porfiro sostienen una estructura intrincada, decorada con estatuillas y bajorelieves. El mosaico del arco triunfal, ofrecido por Galla Placidia y restaurado tras el terremoto del 442, es otro elemento distintivo del interior. Representa a Cristo bendiciendo, rodeado de los evangelistas y los 24 Ancianos del Apocalipsis.
La Basílica de San Pablo Extramuros, un lugar de gran relevancia histórica y espiritual, acoge una amplia colección de obras de arte y reliquias que dan fe de su importancia histórica y religiosa. La Pinacoteca de la Basílica es un gran salón donde se reúnen cuadros, ornamentos y recipientes sagrados, provenientes del archivo y de la biblioteca de la Abadía de San Pablo. Entre las obras expuestas, se encuentran tablas de madera, lienzos y objetos, incluida una copia de una Biblia manuscrita del siglo IX d.C., conocida como Biblia Carolingia, que representa un importante testimonio de la tradición bíblica.
Museo Lapidario
El Museo Lapidario, situado en los pasillos del claustro, contiene numerosos fragmentos arquitectónicos de la antigua basílica y alrededor de 2000 piezas de lápidas con inscripciones en griego o latín. Estos hallazgos provienen de la necrópolis adyacente, que fue pagana en sus inicios y pasó a ser cristiana posteriormente. Entre los objetos más notables, se encuentra un sarcófago romano del siglo III d.C., utilizado en el siglo XII como tumba para Pedro de Leoni.
Capilla de las Reliquias
En la Capilla de las Reliquias, dentro de la basílica, se custodian algunas de las reliquias más preciosas de la Iglesia, preservadas por los monjes benedictinos. La capilla ofrece a los visitantes una oportunidad única para ver y venerar estas reliquias, acompañadas de inscripciones que explican su origen y su importancia. La Basílica, con su rico patrimonio artístico y espiritual, es un lugar de gran interés para turistas y peregrinos, brindando una experiencia única de fe y cultura.








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